Barriola, manomanista
Campeón manomanista en 2007. Foto: Julen Uribe


Barriola, manomanista 


Barriola ha sido siempre zaguero; pero Barriola es sobre todo manomanista. Así se siente él y lo avalan los resultados deportivos de su carrera profesional: tiene las txapelas del 4 y ½ y del Manomanista y ha sido subcampeón en siete ocasiones, cinco de ellas en la jaula y dos en toda la kantxa. Tiene también la txapela del Parejas.

La competición individual: motivación y reto
Desde niño he jugado atrás y me ha gustado mucho pero, en el fondo, siempre me he sentido más manomanista que jugador por parejas. Me he encontrado más cómodo jugando solo que en pareja. Eso no quiere decir que el parejas no haya significado nada para mí o que no haya amado mi posición de zaguero.

Cuando digo más cómodo me refiero a que me he sentido más libre teniendo toda la kantxa para correr, para pelear, para estar frente a otro jugador, con toda la carga psicológica que se despliega en un partido individual.

 La lucha individual es el mayor reto para un pelotari vestido de blanco. La verdadera esencia de un deportista se ve en el enfrentamiento directo con otro porque, en ese momento, entran en juego los aspectos físicos, los técnicos y también los psicológicos. Te marcas unos objetivos, no dependes de nadie… La meta es tan difícil que a mí me motivaba y retaba más.

El Manomanista, la gran revolución
La competición, dentro del 4 y ½ y en toda la kantxa, ha evolucionado mucho. Y ello se debe en mi opinión a dos factores; uno, a que haya habido pelotaris, como Irujo o Bengoetxea, que han cambiado con su juego la manera de entender la competición individual y, dos, a la evolución del material y su reacción en el frontis y en el suelo.

 Este material apenas te da opción de jugar a bote. La pelota viene del suelo muy rápida, no da tiempo a recular, plantarte y atacar; te obliga a jugar de aire. El pelotari siempre busca sobrevivir, sacarle el máximo rendimiento a sus golpes y la mejor forma de hacerlo ahora es entrando de aire.

 En esta evolución, los delanteros tienen más ventaja porque están todo el año entrando de aire. El zaguero en cambio, desde pequeño y durante todo el año, juega a parejas y entra muy pocas veces de aire en comparación a un delantero. Para hacerlo bien tiene que meter muchas horas.

 Adelantar la posición
El sotamano quizás sea en estos momentos el arma más importante para jugar el Manomanista; de ser una jugada defensiva ha pasado a ser una de ataque. El pelotari tiene que dominar el sotamano primero, seguido del juego de aire. Sin ambos, no hay nada que hacer.

 El Manomanista actual exige adelantar la posición, estar lo más cerca posible del frontis para no dar opciones de remate al rival. Si vas al 8 o al 9 a contestar, por muy buen pelotazo que des, le dejas al contrario pelota servida para rematar y, si quieres contestar a ese remate, necesitas ser Usain Bolt para llegar.

 Adelantando la posición, puedes entrar de aire y hacer que el rival sienta tu aliento cerca y no tenga la valentía suficiente para entrar a rematar.

No hay excusas
En el deporte se dice que no hay excusas. Con ello quiero decir que un zaguero puede competir con los mejores delanteros. ¿Cómo? Marcándose objetivos, una agenda, disciplina y trabajando mucho.

 El zaguero tendrá que entrenar más, adelantarse a los delanteros en la preparación, sacando tiempo de donde sea. Para el 4 y ½ por ejemplo, yo empezaba la preparación en agosto; los delanteros solían hacerlo después de la Feria de San Mateo en septiembre. ¿Cómo podía yo competir con Irujo o Aimar? Empezando antes que ellos la preparación física y de frontón.

 Jugar al cien por cien
En mi carrera profesional he visto a pelotaris que perdían un partido y no se comían la cabeza con el resultado. Es un juego, decían; a veces pierdes y otras ganas. Y a otros, yo diría que la mayoría, perder les suponía un disgusto enorme.

 A los primeros, el desapego al resultado les permite jugar al cien por cien su potencial. Al otro tipo de pelotaris, entre los cuales me incluyo, el apego al resultado les lleva en los momentos clave, y en los no tan claves, a jugar con una mochila de diez kilos en la espalda. Quitarte ese peso y combinar la lucha por un objetivo con el desapego al resultado cuesta mucho. Es algo que se aprende con la experiencia, es tomártelo con naturalidad pues, en el deporte como en la vida, todo tiene una cara y una cruz y hay que aceptarlo.

Trabajarse el carácter
Todos tenemos limitaciones mentales desde pequeños, los que ganan y los que pierden. El deporte es una escuela de la vida y para mí lo bonito de la pelota es aprender a romper un poco esos muros. El deporte te saca de tu zona de confort y te enseña a vivir el momento. Si vives el momento, te quitas el peso del pasado y del futuro, te quitas la mochila de la que hablábamos antes porque la clave no es ganar o perder sino cómo ganas o pierdes.

Conversaciones con Abel Barriola

Barriola. Foto: @eduvid
Barriola. Foto: @eduvid

 

 

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