

Frontón Beotibar, Patrimonio del Siglo XX
El frontón Beotibar, en pleno centro urbano, siempre me ha parecido especial. Según Ana Azpiri, Dra. en Historia del Arte, el edificio es un digno representante de la arquitectura racionalista desarrollada entre 1929 y el comienzo de la guerra Civil en una de sus variables recurrentes, la combinación de las formas cúbicas con las superficies cilíndricas... (1).
En la fachada del edificio, entrando al Bar Frontón, brilla una placa DOCOMOMO (Documentación y Conservación de la Arquitectura y Urbanismo del Movimiento Moderno), concedida por el Colegio de Arquitectos Vasco-Navarro el Día Mundial de la Arquitectura del año 2015 en homenaje a uno de los símbolos del patrimonio cultural de Gipuzkoa.
El frontón tiene inscritas en su frontis dos fechas simbólicas: 1890 y 1935 aunque el primer proyecto de juego de pelota, diseñado por J. E. Escoriaza y construido en las antiguas huertas de los franciscanos donde se ubica hoy el Beotibar, es de 1860.
Pero el frontón de 1860 necesitaba modificaciones. Se había convertido en lugar de encuentro y no reunía las condiciones adecuadas para que el público que asistía estuviera cómodo. La pelota además había evolucionado; el blé estaba de moda. J.A. Mugica, arquitecto de otros edificios emblemáticos de Tolosa, realizó el nuevo proyecto. Amplió la zona de rebote y le añadió una pared izquierda que posibilitara el uso del frontón para otras modalidades. Diseñó también una galería y palcos cubiertos para los espectadores y una caseta para cantina. La pared izquierda limitaba con la casa de Antonio Elosegui proyectando una gran sombra sobre sus jardines, obra del maestro paisajista Pierre Ducasse. La pérdida de vistas de la mansión pudo ser la causa de que el Ayuntamiento construyera en la parte superior un palco para la familia Elosegui. El nuevo frontón, que ya se llamaba Beotibar, se inauguró el 14 de mayo 1890.
Años más tarde, un grupo de tolosarras, entre ellos Jacinto Karasatorre y Paco Ezeiza, propusieron al Ayuntamiento cubrir el frontón. El Consistorio les cedió la explotación del nuevo frontón a cambio de que lo construyeran. Y así fue. El actual frontón Beotibar es del arquitecto Gregorio Azpiazu. Se hizo sobre la parte del antiguo frontón que daba al Paseo, en una profundidad de 67 metros sumando los 42 de la kantxa actual con la zona de restauración. Abrió sus puertas en 1935. Es un frontón noble; tiene 12 cuadros. En él se juega a mano y también a cesta punta. Nuevas ideas planean sobre el Beotibar: posible ampliación del restaurante, sustitución del rebote por una cristalera que una comedor y frontón, renovación de la grada superior…
Agradecimientos a Ander Letamendia y Daniel Carballo por su colaboración; a Ana Azpiri y Ángel Martín por sus excelentes trabajos: Guía de Arquitectura 1850-1960 y La construcción de Tolosa


Gracias Isabel! Gran trabajo y mejor blog!!
Gracias a ti Daniel
El siglo XX es un periodo complejo y los estilos arquitectónicos que se desarrollaron simultáneamente a veces no permite hacer catalogaciones rotundas. Lo cierto es que esos límites difusos, mestizos, entre un estilo y otro también le otorgan gran encanto e interés a los edificios de la época, dado que reflejan la gran diversidad artística del momento.
El edificio del BAR FRONTÓN no es puramente racionalista, tampoco es puramente Art Déco; se encuentra a caballo entre los dos; concretamente, el estilo que presenta es, sin lugar a dudas, el llamado STREAMLINE MODERNE. No mucha gente conoce esta variante tardía del Art Déco que tan influenciada estuvo por las corrientes del Movimiento Moderno, pero cualquiera que conozca con mayor profundidad la arquitectura de los años 30 y 40, no tendría dudas.
El nombre «streamline» se traduce como «aerodinámico». Se trata de un principio técnico y funcional que empezó a aplicarse a partir de los años 20 y 30 en la ingeniería del transporte (coches, aviones, trenes y barcos). El Streamline Moderne es el estilo arquitectónico que, por cuestiones estéticas, comenzó a emplear el lenguaje aerodinámico en el diseño de edificios (sobre todo durante los años 30 y 40). Se dio principalmente en edificios públicos, estaciones de autobús, gasolineras, diners y cines. Se caracterizó por el uso de líneas horizontales, esquinas redondeadas y, en ocasiones, detalles náuticos, como los llamados «ojos de buey», es decir, aquellas ventanas pequeñas y redondas típicas de los barcos. Tal y como puede apreciarse, el Bar Frontón sigue el estilo arquitectónico Streamline Moderne.
Sara Fernández Jubín
Profesora de Historia del Arte e Historia del Diseño en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).
Hola Sara,
gracias por tu comentario que define el edificio del Bar Frontón de Tolosa y me va a ayudar a leer otros edificios de esa época. Tendré en cuenta el Streamline Moderne, desconocido hasta ahora para mí.
Gracias de nuevo y saludos